30. Quito moderno

Si bien Quito es hoy por hoy una ciudad moderna y de gran actividad urbana e industrial, no por ello el peso de su historia colonial ha quedado relegado. Antes al contrario, sigue siendo un eje donde gravita una parte importante de su vida actual.

Por su sobresaliente carga histórica, Quito es una ciudad donde convive profundamente lo antiguo con lo moderno.

Sin embargo, las masivas migraciones rurales modernas, las crisis económicas y de empleo, lo mismo que las políticas, han hecho cambiar en muchas partes el rostro de la ciudad y también su ambiente citadino.

Por ejemplo, algunos lugares históricos han desaparecido por el fenómeno urbanizador. Es el caso de la llanura de Iñaquito, donde entre 1544 y 1548 se libró una de las batallas más conocidas de la historia ecuatoriana —la guerra de los encomenderos contra el rey de España—, que paulatinamente fue ocupada primero por el Parque de Mayo y ya después por barrios residenciales.

Pero allí está no solo ese maravilloso centro histórico y los exponentes de la más avanzada arquitectura moderna en el valle de Cumbayá, en vastas áreas de grandes edificios, en el nuevo Palacio Legislativo o en el edificio del Banco Central. No. También continúa la historia mezclada con la actualidad.

Aquí está la gran avenida que cruza la ciudad casi por completo, que es la arteria más importante para su tránsito automotor y a cuyos lados se levanta la nueva urbe, que lleva el nombre de otro acontecimiento histórico nacido en Quito: el descubrimiento español del Amazonas.

La búsqueda de El Dorado y del País de la Canela hizo que los conquistadores Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana se lanzaran por rutas distintas al encuentro de esos tesoros. La persistencia de Orellana culminó con su encuentro del mar fluvial del Amazonas, el 11 de febrero de 1542. La principal avenida quiteña se llama, en honor de este suceso, Amazonas.