Pasar al contenido principal
CERRAR

Treinta años de la Fundación de Mvsica, un proyecto de documentación musical

En 1992, el músico y diseñador gráfico Juan Luis Restrepo, junto al musicólogo Egberto Bermúdez, establecieron un proyecto de documentación musical.
Luis Daniel Vega

En octubre de 1992, el músico y diseñador gráfico Juan Luis Restrepo, junto al musicólogo Egberto Bermúdez, establecieron un proyecto de documentación musical. Viejos conocidos desde 1988 cuando Restrepo invitó a Bermúdez y su grupo vocal Canto a participar en un festival de música antigua, los dos entusiastas decidieron, cuatro años más tarde, meterse de cabeza en viejos archivos sonoros de la América hispánica, esculcar documentos y partituras de compositores colombianos de fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX, construir réplicas de instrumentos antiguos, reconstruir apartes de cancioneros populares de la Bogotá colonial y, por si fuera poco, registrar ejemplos de prácticas sonoras tradicionales e indígenas locales a través de grabaciones de campo.

Foto

Con la firme idea de llenar un vacío editorial en este ámbito de la documentación sonora, Bermúdez y Restrepo –quienes a lo largo de más de dos décadas contaron con la colaboración de la investigadora Ellie Anne Duque, el etnomusicólogo Carlos Miñana, y el ingeniero de sonido Jean “Chopin” Thermes- inauguraron las labores de su quijotesca aventura bajo la impronta “Música Americana”, serie bajo la cual han publicado 22 registros fonográficos, así como libros de arquitectura, partituras e iconografía musical.

En la celebración de los treinta años de la Fundación de Mvsica, revisaremos su maravilloso catálogo.

Itinerario musical por Colombia

Las grabaciones sistemáticas de música tradicional colombiana -a la manera de Folkways Records o el venezolano Guillermo Lares- no aparecieron sino hasta la década de los años sesenta del siglo pasado cuando los ingleses Brian Moser y Donald Tayler recorrieron varias regiones de Colombia entre octubre de 1960 y diciembre de 1961. Su viaje, registrado en el libro ‘The cocaine eaters’ (Longmans, 1965), dio como resultado la edición de tres discos en vinilo titulados ‘The music of some indians tribes of Colombia. The music collections of the Aglo- Colombian Recording Expedition 1960- 61’ (BIRS, 1972), que en la actualidad se pueden consultar en el archivo sonoro de la British Library.

Asimismo, el musicólogo norteamericano George List visitó Colombia entre 1964 y 1970, años en los que grabó y entrevistó músicos de Evitar, Soplaviento y Sabanalarga, entre otras poblaciones del Caribe colombiano. Su trabajo de campo, conservado en cintas de carrete abierto depositadas en los archivos de música tradicional de la Universidad de Indiana, fue repatriado recientemente por el musicólogo colombiano Juan Sebastián Rojas, quien digitalizó gran parte de esas cintas que hoy se pueden consultar en el Centro de Documentación Musical de la Biblioteca Nacional de Colombia.

Años después aparecieron ‘Cancionero noble de Colombia’ (Universidad de los Andes, 1963) –recopilado por Joaquín Piñeros Corpas- y algunos discos publicados por Colcultura: ‘Costa Pacífica Colombiana’ (1979) y ‘Antología de la música popular y tradicional de Colombia’ (1985), ambos coordinados, respectivamente, por Octavio Marulanda y Benjamín Yepes. A estos dos se les sumaron los doce volúmenes de la colección ‘Música tradicional y popular colombiana’, un ambicioso proyecto de ProCultura y el sello CBS que se distribuyó, sorpresivamente, en supermercados y tiendas de discos. Dirigida por Egberto Bermúdez, dicha recopilación fue el detonante de la Fundación de Mvsica y la colección “Música Americana”.

Foto

El primer disco bajo la línea conceptual de músicas tradicionales colombianas fue ‘Weirain’ (1992), un impresionante registro que recoge ceremonias de curación, cantos de velorio y bailes rituales de los wayúu en La Guajira. A esta le siguió ‘Shivaldaman: Música de la Sierra Nevada de Santa Marta’ (1994) en la que, a través de la recopilación de tradiciones sonoras de los Kogi, los Wiwa y los Ika, se nos revelaron inquietantes vestigios de los mitos de creación pertenecientes a los grupos indígenas de la Sierra.

Publicados originalmente en vinilo, ‘Weirain’ (1992) y ‘Shivaldaman’ (1994), se reeditaron años después en formato cedé bajo el nombre “Oyendo el Caribe”, una serie que se complementó con los títulos ‘Nobody bussines but my own’ (1996) -mentos y calypsos de la isla de Providencia interpretados por el Coral Group-, ‘La Vieja Guardia de Riohacha: 1940-1972’ (2006) -reedición de las grabaciones del legendario grupo preservadas por su director Enrique Zimmermann-, y ‘La acabación del mundo’ (2006), disco dedicado a la música de gaita de los Montes de María que contó con la presencia estelar de Los Bajeros de la Montaña.

Fuera de esta serie, pero de igual manera inscritos en la línea de música tradicional colombiana, fueron ‘Praise him: Música de las iglesias de San Andrés y Providencia’ (1998) -acompañado del libro ‘Las iglesias de madera de San Andrés y Providencia’, escrito por el arquitecto Alberto Saldarriaga- e ‘Itinerario musical por Colombia’ (1996), este último, una selección del material sonoro que entre 1991 y 1993 grabaron Bermúdez y Thermes, dos de los más de doscientos expedicionarios que se aventuraron por los cuatro puntos cardinales de Colombia durante la controvertida Expedición Humana organizada por el Instituto de Genética Humana de la Universidad Javeriana.

Por su parte, prácticas sonoras de la zona andina colombiana quedaron consignados en ‘Nasa Kuv´: Fiestas, flautas y tambores Nasa’ (1998), Por mi Puente Real de Vélez: Música tradicional de Puente Nacional, Santander (2000) y ‘De correrías y alumbranzas: flautas campesinas del Cauca andino’ (2000), tres hermosos discos contextualizados soberbiamente por las investigaciones a cargo de Miñana y Bermúdez.

Desde la Colonia hasta la aparición del fonógrafo

La otra directriz conceptual del catálogo de la Fundación de Mvsica tiene que ver con la reconstrucción de la música que sonaba en América, Colombia y Bogotá desde finales del siglo XVI hasta la aparición del fonógrafo. En este aspecto, las fuentes son variadas y los repertorios diversos. Encontramos, por ejemplo, ‘Música del período colonial en América hispánica’ (1993), que contiene obras que solían ser interpretadas en salones, plazas e iglesias en la Bogotá de principios del siglo XVII; ‘Armonía Andina’ (1999), donde se registra la música colonial de los cinco países andinos; ‘Al dichoso nacer de mi niño’ (2022), villancicos que probablemente se cantaron en la Catedral de Santafé durante los maitines solemnes de la Navidad del año 1702 y ‘Del cielo y de la tierra. Fiesta de N.S de la Candelaria, Santafé, 1605’ (1996), que reconstruye la música de la liturgia de la víspera y la fiesta en cuestión -utilizando el repertorio almacenado en los libros del Archivo de la Catedral de Bogotá- compuesta principalmente por Gutierre Fernández Hidalgo, uno de los más importantes compositores españoles que desarrollaron su obra en América del Sur en las postrimerías del siglo XVI.

Además de estas publicaciones que nos dan una idea de cómo era el ambiente musical en territorio colombiano en los tiempos de la colonia, ‘El Granadino: La música en las publicaciones periódicas colombianas 1848- 1860’ (1998) se concentra en el repertorio de la música de salón –valses, contradanzas y mazurcas- practicada en los salones de las casas bogotanas de mediados del siglo XIX. El disco fue complementado ingeniosamente con la edición facsimilar de las primeras partituras que circularon ampliamente en estas geografías hace más de cien años.

Ya entrados en el siglo pasado, nos encontramos con dos volúmenes monográficos interpretados por el pianista Harold Martina. Por un lado, ‘Fin de siecle’ (2000) le quita el velo a la obra del pianista payanés Gonzalo Vidal, quien, decididamente entregado a la estética del romanticismo europeo, dejó para la posteridad memorables piezas para piano. En contraste resulta el disco ‘Emirto de Lima: Música para piano y canciones’ (2001) consagrado al compositor, pianista, violinista y profesor de música curazoleño- colombiano Emirto de Lima, un excéntrico personaje que exaltó su orgullo patriótico no solo a través de sus refinados pasillos, bambucos y danzas, sino, también, con su ‘Folklore colombiano’ (1942), compendio de anotaciones acerca de las tradiciones orales y fiestas de los habitantes de los departamentos del Atlántico y del Magdalena que es, a su vez, considerado el primer trabajo musicológico sobre música popular en Colombia.

Capítulo aparte merece el doble disco y libro Historia de la música en Santafé y Bogotá 1538- 1938 (2000) del que se puede decir, sin temor al vano halago, que se trata del resumen estético de la Fundación y uno de los paradigmas del estudio musicológico en Colombia. La presencia del grupo Canto, la pianista Helvia Mendoza, el cuidadoso diseño de Restrepo y el rigor científico de Bermúdez y Duque se conjugan en una sola pieza monumental que da cuenta de la música sacra, doméstica, civil, militar, popular y académica practicada en Bogotá durante cuatro siglos.

Un asunto inconcluso

A pesar de un largo período de inactividad, el interés de volver a publicar sigue latente. De ello dan cuenta dos propósitos que pronto esperan ver la luz: el estreno de las obras completas del pianista Manuel María Párraga y del compositor Gutierre Fernádez Hidalgo.

Al respecto, Juan Luis Restrepo precisa: «Ambos proyectos han seguido avanzando de diferentes formas, pero sobre todo en la investigación y documentación. En el caso de Párraga, Egberto logró encontrar la información y la documentación pendiente sobre la fecha y lugar de nacimiento del compositor, así como también su paradero después de la guerra civil de 1860. También aparecieron algunas partituras que se habían extraviado del Fondo de Documentación Musical y que fueron entregadas en los últimos años a la Universidad EAFIT. Sobre la grabación, que habíamos concertado con Harold Martina, creemos que será difícil hacerlo con él en este momento, pero estamos planeando realizarla en 2023.

» En cuanto a Fernández Hidalgo, de quien se conmemoran el año próximo los 500 años de su fallecimiento, tenemos previsto hacer por fin la edición de su obra completa atribuida. Además de que Egberto ha logrado localizar otros documentos que muestran la importancia del compositor en la historia musical de América del Sur, al haber sido maestro de capilla en las principales ciudades de la región andina del continente a lo largo de su larga vida, hemos resuelto ya también la manera de realizar la publicación, que propusimos desde hace unos 10 años a la Catedral de Bogotá».

Artículos Player

ETIQUETAS